Sentís un pulso rítmico al descender de vuestra nave sobre la superficie de Neptuno. Todos los aparatos electrónicos a bordo han dejado de funcionar. También oís un sonido amenazador. ¿Qué será? Comprobáis la superficie y todo parece andar bien: la masa del planeta, su volumen, la densidad… ¿Qué está fallando? Entonces os encontráis con el problema.
Lo que debería ser el eje norte/sur de Neptuno (lo que en la Tierra es el eje terrestre que va del Polo Norte al Polo Sur) y la línea imaginaria que dividiría al planeta en dos hemisferios (lo que en el Tierra sería la línea del Ecuador, ¡se han cruzado! ¡Se han hecho un lío! Y claro, así no hay planeta que se entere de hacia dónde debe rotar para que haya día y noche, o hacia donde debe trasladarse para girar alrededor del Sol. Vuestra misión es recolocarlo para que vuelva a girar correctamente y regrese a su órbita. ¿Pero cómo? Nos hará falta una gran fuerza y mucha energía para ello…
¡Ya está! Órbita restablecida! ¡Y tras resolver el problema, ya podemos volver a casa. ¡Enhorabuena!